Design Thinking La ruta para innovar pensando en el cliente

Design Thinking La ruta para innovar pensando en el cliente | Diseño de Productos | Emeritus

El Design Thinking (DT) -poderosa herramienta para innovar y mejorar la experiencia del cliente- es una metodología de resolución de problemas centrada en el usuario.

Surgida en los sesenta y popularizada por empresas como IDEO (que utiliza el pensamiento de diseño para conceptualizar productos, servicios, entornos y experiencias digitales)​, el DT combina el pensamiento creativo con un enfoque estructurado para enfrentar desafíos complejos. Su objetivo: entender y resolver las necesidades reales de los usuarios, creando soluciones innovadoras y efectivas.

De la metodología del diseño al DT

El salto que va de la metodología del diseño al Design Thinking comenzó a gestarse en los cincuenta. A él contribuyeron el diseño científico, la técnica del brainstorming y la metodología denominada Creatividad Operacional. Estos tres conceptos sumaban fuerzas para construir una herramienta efectiva que optimizaba los procesos de diseño para la solución de problemas.

Sobre esta base, una nueva visión del diseño evoluciona hacia una metodología que integra técnicas de creatividad, investigación, análisis y planificación, modelando un concepto “centrado en las personas”. Término que se debe a Bob McKim, diseñador industrial de la Universidad de Stanford.

Pero la metodología no sería bautizada como Design Thinking sino hasta la primera década del siglo XXI, cuando David Kelley, fundador de la D.school, acuñaría el término.

D School de Stanford

La D School de Stanford estaba abocada a la formación de expertos en metodología del diseño y en un “modo de pensar”. Para que el mercado entendiera con mayor claridad las habilidades que hacían apetecibles a estos nuevos profesionales surgiría el término Design Thinking. El nuevo concepto prendió como pólvora y comenzó a generalizarse…

En el 2008-2009, Tim Brown, CEO de IDEO (ubicada en Palo Alto, California), escribió un artículo para Harvard Business Review, donde definía el Design Thinking. También publicaba Change by Design, dándole notoriedad al DT y su metodología. C

Cinco fases del proceso de DT

Suma de una larga cadena de aportaciones multidisciplinarias que inicia en los cincuenta, el DT es hoy una herramienta óptima para la resolución de problemas complejos.

Esta metodología, de enorme utilidad para profesionales en todos los ámbitos de actividad, se estructura básicamente en cinco fases:

  1. Empatizar: comprender a fondo las necesidades, deseos y experiencias de los usuarios.
  2. Definir: precisar el problema real a partir de la información obtenida en la fase de empatía.
  3. Idear: generar una amplia gama de ideas y soluciones posibles.
  4. Prototipar: construir modelos tangibles de las ideas para explorar su viabilidad.
  5. Testear: evaluar los prototipos con usuarios reales y ajustar con base en su retroalimentación.

Al poner en marcha cada una de estas fases hace posible:

  • Resolver problemas complejos,

    ya que el DT proporciona una estructura para abordar problemas, manteniendo al usuario en el centro del proceso. Esto asegura que las soluciones sean relevantes y efectivas.

  • Mejorar la experiencia del cliente.

    Al enfocarse en las necesidades del usuario, es posible diseñar productos y servicios que realmente resuelvan los problemas del cliente, mejorando su experiencia y satisfacción. Según El Poder del Design Thinking, de McKinsey, “implicar a los clientes de forma significativa y comprender sus necesidades puede diferenciar significativamente a una empresa”.

  • Innovar y ser creativo.

    Fomentar la generación de ideas sin restricciones iniciales permite explorar soluciones innovadoras. Esta mentalidad abierta es crucial en mercados altamente competitivos y en constante cambio.

  • Reducir riesgos.

    Prototipar y testear ideas antes de su implementación completa permite identificar y corregir errores tempranamente. También reduce riesgos y costos asociados a fallos en etapas avanzadas del desarrollo.

  • Construir una cultura de diseño:

    implementar el Design Thinking promueve una cultura organizacional centrada en el usuario y orientada a la acción rápida y efectiva. “La cultura basada en el diseño implica comprender a los clientes, fomentar la empatía, diseñar en tiempo real y actuar con rapidez”. (McKinsey)

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Desarrolla tu capacidad para crear soluciones efectivas

Cada uno de los puntos anteriores constituye una razón para capacitarse en la metodología del DT. No sólo porque mejora la capacidad de crear soluciones efectivas, sino porque también contribuye a construir una cultura organizacional más ágil y empática. En un mundo donde la experiencia del cliente es clave para el éxito, el Design Thinking se convierte en una habilidad esencial para mantenerse vigente y competitivo.

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