Elisa Flores Saldaña: una mujer Emeritus

Para estar donde ahora está parada, Elisa Flores Saldaña ha tenido que transitar un largo camino. Pero sentirse como hoy, renovada y motivada, ha valido la pena. ¡Te compartimos la inspiradora historia de esta mujer Emeritus! 

Para Elisa la única receta que hay para tener éxito en proyectos profesionales y personales está compuesta por tres ingredientes: perseverancia, constancia y dedicación. “Son habilidades que hay que desarrollar porque siempre dan frutos”. Para ella, esa fórmula ha funcionado muy bien y la ha llevado a ocupar la posición de Course Designer, en Emeritus LATAM.

Su experiencia en Emeritus

Luego de 14 años de trabajar en una universidad privada de México, el 16 de noviembre de 2021, Elisa llegó a Emeritus, al área de Product Development. Ella sentía que había caído en un área de confort, pero esta nueva oportunidad laboral la revitalizó y le cambió la perspectiva. “Ciertamente –reconoce- me daba miedo empezar algo nuevo y saber si era capaz de enfrentarlo, pero hay algo en mí que hace que me sobreponga a esos miedos y limitantes”.

Elisa se siente satisfecha de trabajar para una empresa con una visión innovadora e incluyente. “Hasta el día de hoy, las cosas se han dado maravillosamente, he aprendido muchísimo, he conocido una forma de trabajo muy distinta, así como una ideología súper abierta y colaborativa, donde todos tienen siempre la disposición a ayudarte”.

Entre lo que más le gusta de Emeritus está el poder trabajar en equipos multidisciplinarios, donde sus integrantes aportan calidad al producto, es entregado al socio y ofrecido a los usuarios finales. “Se siente orgullo cuando eres parte de ese proceso y ves que los resultados son increíbles”, valora.

Ella también disfruta de tener acceso a universidades de primer mundo, que alguna vez admiró por su metodología y calidad de trabajo, al igual que a expertos y gurús de renombrado prestigio. “Todo eso me motiva mucho”, asegura.

Cuesta arriba para llegar a Emeritus

Elisa se ha ganado a pulso todo lo que ha logrado en su trayectoria profesional. Inició su vida laboral a los 16 años y, pronto, comprendió que tenía que prepararse para encontrar mejores oportunidades. Lo hizo, estudiando como Asistente Ejecutiva Bilingüe por las mañanas, mientras que trabaja por la tarde para solventar sus estudios y sus gastos.

Al concluir su carrera comercial, trabajó en una universidad privada, donde conoció a jóvenes extranjeras muy preparadas e independientes. Alentada por ellas, se fue a trabajar un año a Francia. “Fue una experiencia maravillosa porque aprendí francés, viajé, y me probé a mí misma que podía hacer algo diferente”.

Al regresar a México, a los 20 años de edad, buscó trabajo en otra universidad privada, donde colaboró durante 15 años. Su intención, sin embargo, era desarrollarse profesionalmente, por lo que, en 2008, aprovechó una beca que le ofrecía la institución para estudiar la Licenciatura en Educación. “Me gradué y fui seleccionada como una de las 100 mejores estudiantes de la Ciudad de México”, presume con orgullo.

Ahí no paró. Estudió en línea una Maestría en Diseño Instruccional en una universidad de Estados Unidos. Elisa nunca claudicó y siguió desarrollándose, hasta que, en 2013, tuvo la oportunidad de trabajar como coordinadora académica en el área de Operaciones. Después, de tanto perseverar, por fin la promovieron a diseñadora instruccional.

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El poder de una mujer dentro de la educación

Antes, Elisa creía que la falta de oportunidades para las mujeres era solo cuestión del entorno laboral. Ya no piensa así: “Ahora sé que es un tema cultural, de la comunidad y del núcleo familiar”.

Lo que cambió su pensamiento fue su propia experiencia. Había nacido y sido educada en una familia tradicional, en la cual, a las hijas se les concedía estudiar e ir a la universidad, pero al casarse tenían que quedarse en el hogar cuidando a sus hijos y a su esposo, proveedor de la familia. “A mí me pareció que eso no era lo correcto, porque no solo era cuestión de dinero, sino de desarrollar tus talentos, ser independiente y aportar a la sociedad”, se sinceró.

Elisa está más que convencida de que las mujeres tienen un gran poder y que pueden intentar hacer el cambio a través de la educación, empezando con la familia, trabajando en tres frentes:

  1. Modificar las tradiciones familiares y educar con equidad.
  2. Ser o tener ejemplos reales en el ambiente inmediato de los niños; alguien que los inspire y fomente la equidad.
  3. Promover la autoestima en las niñas para que desarrollen sus talentos y habilidades.

Las mujeres, como se ha demostrado, una y otra vez, pueden hacer una gran diferencia. Y, por lo menos, Elisa ya lo ha marcado en su núcleo familiar, y seguramente lo seguirá haciendo en su campo profesional.

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